Explicación de la fiesta
Corpus Christi es
la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la
Eucaristía.
Este día recordamos
la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la
Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.
Es una fiesta muy
importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho,
movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.
Participar en la procesión con el Santísimo
La procesión con el Santísimo
consiste en hacer un homenaje agradecido, público y multitudinario de la
presencia real de Cristo en la Eucaristía. Se acostumbra sacar en procesión al
Santísimo Sacramento por las calles y las plazas o dentro de la parroquia o
Iglesia, para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía.
Esta costumbre
ayuda a que los valores fundamentales de la fe católica se acentúen con la
presencia real y personal de Cristo en la Eucaristía.
Recordar que es la Eucaristía
¿Qué es la
Eucaristía?
La Eucaristía es
uno de los siete Sacramentos. Nos recuerda el momento en el que el pan y el
vino se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. Éste es el alimento
del alma. Así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir, nuestra alma
necesita comulgar para estar sana. Cristo dijo: "El que come mi Carne y
bebe mi Sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día."
¿En qué nos ayuda
la Eucaristía?
Todos queremos ser
buenos, ser santos y nos damos cuenta de que el camino de la santidad no es
fácil, que no bastan nuestras fuerzas humanas para lograrlo. Necesitamos fuerza
divina, de Jesús. Esto sólo será posible con la Eucaristía. Al comulgar, nos
podemos sentir otros, ya que Cristo va a vivir en nosotros. Podremos decir, con
San Pablo: "Vivo yo, pero ya no soy yo, sino Cristo quien vive en
mí."
¿En qué parte de la
Misa se realiza la Eucaristía?
Después de rezar el
Credo, se llevan a cabo: el ofertorio, la consagración y la comunión.
- Ofertorio: Es el momento en que el sacerdote ofrece a Dios el pan y el vino que serán convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Nosotros podemos ofrecer, con mucho amor, toda nuestra vida a Dios en esta parte de la Misa.
- Consagración: Es el momento de la Misa en que Dios, a través del sacerdote, convierte el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. En este momento nos arrodillamos como señal de amor y adoración a Jesús, Dios hecho hombre, que se hace presente en la Eucaristía.
- Comunión: Es recibir a Cristo Eucaristía en nuestra alma, lo que produce ciertos efectos en nosotros:
- Nos une a Cristo y a su Iglesia,
- Une a los cristianos entre sí,
- Alimenta nuestra alma,
- Aumenta en nosotros la vida de gracia y la amistad con Dios,
- Perdona los pecados veniales,
- Nos fortalece para resistir la tentación y no cometer pecado mortal.
¿Qué condiciones
pone la Iglesia para poder comulgar?
La Iglesia nos pide
dos condiciones para recibir la comunión:
- Estar en gracia, con nuestra alma limpia todo pecado mortal.
- Cumplir el ayuno eucarístico: no comer nada una hora antes de comulgar.
¿Cada cuánto puedo
recibir la Comunión Sacramental?
La Iglesia
recomienda recibir la Comunión siempre que vayamos a Misa. Es obligación
recibir la Comunión, al menos, una vez al año en el tiempo de Pascua, que son
los 50 días comprendidos entre el domingo de Resurrección y el Domingo de
Pentecostés.
¿Qué hacer después
de comulgar?
Se recomienda
aprovechar la oportunidad para platicarle a Dios, nuestro Señor, todo lo que
queramos: lo que nos alegra, lo que nos preocupa; darle gracias por todo lo
bueno que nos ha dado; decirle lo mucho que lo amamos y que queremos cumplir
con su voluntad; pedirle que nos ayude a nosotros y a todos los hombres;
ofrecerle cada acto que hagamos en nuestra vida.
¿Qué hacer cuando
no se puede ir a comulgar?
Se puede llevar a
cabo una comunión espiritual. Esto es recibir a Jesús en tu alma, rezando la
siguiente oración:
"Creo, Jesús
mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas
las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo
hacerlo sacramentalmente,
ven al menos
espiritualmente a mi corazón.
Quédate conmigo y
no permitas que me separe de ti. Amén".