viernes, 1 de junio de 2012

Junio mes del Sagrado Corazón de Jesús

Corazón de Jesús

La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días.

Esto significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.

Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.

Debemos vivir recordándolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.).

Debemos, por tanto, pensar si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.

Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.



Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús:

Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo siguiente:
  • Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
  • Pondré paz en sus familias.
  • Los consolaré en todas las aflicciones.
  • Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
  • Bendeciré abundantemente sus empresas.
  • Los pecadores hallarán misericordia.
  • Los tibios se harán fervorosos.
  • Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
  • Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
  • Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
  • Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
  • La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.