(S.S. PAPA PÍO XII)
Oh Jesús, Pontífice Eterno, Buen
Pastor, Fuente de vida, que por singular generosidad de tu dulcísimo Corazón
nos has dado nuestros sacerdotes para que podamos cumplir plenamente los
designios de santificación que tu gracia inspira en nuestras almas; te suplicamos:
ven y ayúdalos con tu asistencia misericordiosa.
Sé en ellos, oh Jesús, fe viva en
sus obras, esperanza inquebrantable en las pruebas, caridad ardiente en sus
propósitos. Que tu palabra, rayo de la eterna Sabiduría, sea, por la constante
meditación, el alimento diario de su vida interior. Que el ejemplo de tu vida y
Pasión se renueve en su conducta y en sus sufrimientos para enseñanza nuestra,
y alivio y sostén en nuestras penas.
Concédeles, oh Señor,
desprendimiento de todo interés terreno y que sólo busquen tu mayor gloria.
Concédeles ser fieles a sus obligaciones con pura conciencia hasta el postrer
aliento. Y cuando con la muerte del cuerpo entreguen en tus manos la tarea bien
cumplida, dales, Jesús, Tú que fuiste su Maestro en la tierra, la recompensa
eterna: la corona de justicia en el esplendor de los santos.
Amén.